Hombro congelado, capsulitis adhesiva, capsulitis retráctil… son diferentes maneras de referirnos a lo mismo. Básicamente y en pocas palabras, es un hombro que se vuelve sumamente rígido, doloroso e incapacitante. Se produce una pérdida progresiva del rango de movimiento activo y pasivo, que provoca una importante discapacidad de la función del hombro.
Es una patología que afecta a la cápsula, la envoltura que recubre al hombro como si fuese un caramelo, pero la verdad es que sigue sin comprenderse del todo. Hasta hace poco se pensaba que la tensión se producía por la formación de adherencias y retracciones en la cápsula. Hoy en día, sabemos que no se producen adherencias en la cápsula y que más bien ocurre un proceso parecido al de la contractura de Dupuytren, en la que los dedos no pueden estirarse y permanecen todo el tiempo flexionados. Lo mismo ocurriría con el hombro, que queda cada vez más limitado en cuanto a su movimiento.
Normalmente, y a pesar de su incomprensión, ocurre una resolución espontánea del problema al cabo de 1 a 3 años, incluso sin tratamiento.
¿CÓMO SÉ SI TENGO HOMBRO CONGELADO?
El hombro congelado es una patología que afecta sobre todo a mujeres de entre 40 y 60 años.
Si sufres de diabetes o hipotiroidismo, también tienes más posibilidades de padecerlo. Según este estudio, las personas con diabetes tienen 5 veces más posibilidades de desarrollar hombro congelado y el 30% de las personas que padecen hombro congelado sufren también de diabetes. Algo parecido ocurre con el hipotiroidismo, pues según este otro estudio, tiene una prevalencia mayor entre las personas con hombro congelado.
La radiografía de un hombro congelado es absolutamente normal, no se aprecia ningún daño, aunque es interesante hacerla para descartar otras patologías. Se puede diagnosticar de manera más precisa con una resonancia magnética sin contraste, junto con los criterios clínicos adecuados.
En cuanto a estos criterios clínicos, lo que sientes si tienes hombro congelado es mucha rigidez y dolor al intentar mover el hombro. El movimiento más afectado suele ser la rotación externa de hombro, aunque todos los movimientos suelen estar afectados.
Pero esto por sí solo no basta. La clave para que lo diagnostiques desde casa es que el hombro congelado presenta la misma limitación de movimiento activo y pasivo. Es decir, si tienes hombro congelado tendrás la misma limitación de movimiento, independientemente de si eres tú quien produce el movimiento o de si es otra persona quien te coge el brazo y lo mueve en tu lugar.
Si este no es tu caso, y pasivamente tu hombro se mueve más y mejor, probablemente lo que tengas no es un hombro congelado.
¿QUÉ TRATAMIENTOS EXISTEN?
Existen muchas opciones de tratamiento.
El tratamiento de primera línea siempre es el tratamiento conservador. Aunque la liberación capsular artroscópica y la manipulación bajo anestesia cuentan con evidencia de eficacia, la cirugía conlleva riesgos y se reserva solo para aquellas personas cuyo problema parece no resolverse con el tratamiento conservador.
La mejor opción de tratamiento a corto plazo en cuanto a la mejora del dolor, la función y el rango de movimiento, parecen ser las inyecciones intraarticulares con corticoesteroides o de hidrodilatación (distensión artrográfica), acompañadas de un programa con ejercicios en casa para maximizar las posibilidades de recuperación. Durante los primeros meses de tratamiento, la fisioterapia por sí sola no parece ser muy eficaz.
Sin embargo, a pesar de las mejoras que consiguen las inyecciones a corto plazo, estos beneficios no duran mucho tiempo. En menos de 6 meses (entre 1 a 6 meses), los resultados se equiparan a los de aquellos que no reciben inyecciones y que únicamente siguen un programa de ejercicios. La tortuga siempre acaba ganando a la liebre, y la fisioterapia, en este caso, se muestra como la mejor opción conservadora de tratamiento a medio plazo. Aunque puede que la aplicación de ambos tratamientos sea lo más acertado, según qué casos.
La fisioterapia es, por lo tanto, un pilar del tratamiento conservador del hombro congelado. Hay muchas técnicas de fisioterapia que pueden utilizarse. Tradicionalmente, esta patología se ha tratado con una combinación de terapia manual, movilizaciones articulares, estiramientos pasivos, ejercicio terapéutico y otras modalidades de tratamiento como la electroterapia o la punción seca.
Es quizá esta la razón por la que, a pesar del uso regular de la fisioterapia como tratamiento para el hombro congelado, su eficacia ha sido muy cuestionada en la literatura científica, llegando a afirmar que por sí sola tiene poco o ningún beneficio en comparación con no hacer nada. Entiendo el por qué de esta afirmación, pero no es cierta. El gran abanico de intervenciones que existe hace realmente complicado sacar conclusiones de «qué» y «cómo» es mejor hacer las cosas.
Dejando la ciencia a un lado, bajo mi experiencia y punto de vista, la terapia manual y las técnicas tradicionales pasivas como las movilizaciones o estiramientos pasivos, suelen ser una pérdida de tiempo y una tortura. Los pacientes acaban experimentando más dolor después de estos tratamientos. La electroterapia parece mejorar temporalmente el dolor de mis pacientes y en algunos casos me ha funcionado bien la punción seca del músculo subescapular. Pero hay un tratamiento estrella.
¿QUÉ DEBO HACER ENTONCES?
Antes de resignarte a la no intervención o de arriesgarte a la cirugía, e independientemente de si decides someterte a una inyección intraarticular, lo que bajo mi punto de vista depende sobre todo de si eres capaz o no de soportar el dolor, mi recomendación principal es que sigas un programa de ejercicios desde el principio. Aunque los primeros meses no notarás mucha mejoría, es el único tratamiento natural que no invade tu cuerpo y no traerá repercusiones negativas. Además, ha demostrado ser el tratamiento más eficaz a medio plazo, cuando ya han pasado unos cuantos meses desde el inicio.
De entre todas las opciones de ejercicios que hay, voy a recomendarte especialmente los ejercicios excéntricos, que son eficaces para aumentar la flexibilidad.
Se ha demostrado que la carga excéntrica mejora el rango de movimiento en las extremidades inferiores gracias a un proceso de sarcomerogénesis. Esto produce un mayor alargamiento del fascículo muscular, en menos tiempo y con menos energía del que se consigue con el ejercicio concéntrico o con los estiramientos pasivos tradicionales.
Parece que este proceso también ocurre así en el hombro, mejorando la estructura y la función de los músculos del manguito rotador.
Además, son ejercicios que mejoran la fuerza.
Por otra parte, los ejercicios excéntricos ayudan a mejorar el dolor de mis pacientes con hombro congelado. El dolor es una respuesta protectora. Los hombros congelados duelen mucho y esto va a provocar que muchos músculos que rodean al hombro se espasmen para protegerte. Los ejercicios excéntricos ayudan a estos músculos a liberar tensión, de la misma forma que lo hace la punción seca o la electroterapia, solo que con muchos más beneficios asociados.
Mis pacientes suelen encontrarlos más fáciles y menos dolorosos que los movimientos y estiramientos tradicionales, pero también suelen decirme que son más eficaces que cualquier otro tipo de terapia manual.
Es por todo ello que, para esta patología en concreto, creo que puedo aportarte más en esta web que en una sesión presencial de fisioterapia tradicional. Si quieres darte la oportunidad de descubrir si a ti también te funciona bien, esta es mi propuesta de tratamiento para tu hombro congelado: